"...Y recuerde,
en caso de una pérdida de presión de la cabina, se abrirán
automáticamente los compartimentos situados encima de sus asientos.
Si esto ocurriese, tire fuertemente de la máscara, colóquela sobre
la nariz y la boca, y respire normalmente. Asegúrese de tener su
máscara ajustada antes de ayudar a otros pasajeros. Los pasajeros
que viajan con niños deben colocarse su máscara y luego colocársela
a los niños". Justo como le dije a mi amiga: "Aprende
a quererte a ti misma, para que puedas empezar a querer a los demás"
No se trata de apología
del egoísmo. Tampoco de un guiño al egocentrismo atomizado. La
máscara, como efigie del individualismo en su versión más cándida,
es meramente un recurso para entrar al trapo de lo que realmente
trata este artículo; la necesidad de conocerse a uno mismo y hacer
balance de nuestras carencias y necesidades. Es imposible que uno se
sienta querido, si, a priori, no nos queremos a nosotros mismos como
prólogo de un idilio solidario para – con los demás.
Ahora resulta que España
está saliendo de la recesión. Que los mercados están recuperando
la confianza; que los inversores ven apetecible el pastel y su
Guindos; que la Bolsa, emergente, nos vuelve a mirar con buenos ojos;
que... ¡qué casualidad! Ahora resulta que nos sentimos queridos
cuando, hasta hace unos meses, éramos parias a nivel global. Y
continuamos cayendo en aquel terrible error de colocarle la máscara
a los otros pasajeros aunque nosotros estemos al borde de la asfixia.
¡Cuidado! Porque la consecuencia más inmediata, y más temible, de
la asfixia, es el daño cerebral que se produce cuando no llega
oxígeno al cerebro.
Nos reconocen, pero no
nos sentimos reconocidos. Como decía aquella amiga del café de las
cinco: "Todo el mundo me da amor, pero yo no me siento querida"
¡Qué contradicción! De la noche a la mañana salimos de una
crisis. Se ve la luz, dicen. Y la máscara de oxígeno se la ponemos
al otro. Se ve una luz, si, al final del túnel.
"El cinturón de
seguridad debe permanecer abrochado siempre que la señal luminosa
de cinturones permanezca encendida". En otras palabras... no
nos quitemos el cinturón hasta que todo esto pase. Porque por mucho
que el vecino nos diga que es "mera instrucción preventiva",
el vuelo es vuelo hasta que el avión pone sus ruedas en la pista. Y
nosotros, por más que lo anhelemos, todavía estamos en el aire.
Como en el aire queda la segunda joroba del dromedario que quiso ser
camello. Como en el aire queda la incertidumbre de si la evolución
de la economía española en los próximos ejercicios será suficiente
para contener la creciente deuda pública y reducir la tasa de
desempleo actualmente existente.
La España del puro está de moda. La
España de las im[fanta]putaciones, la España del Bulevar - de los
sueños rotos -, La España del abortsesinato... La España de los 6
millones, la España de hace 30 años está "in". Ya lo
dice El Mundo: "España, [es] centro de todas las
miradas". ¿Cómo pueden no querernos nuestros vecinos? Somos la
Belén Esteban que "todos adoran". La que se quita la
máscara de oxígeno porque por su hija "ma – ta". Los
que nos vendemos al mejor postor porque mientras "nos dan amor"
– aunque no lo sintamos – nos regocija que digan que estamos
saliendo de este miércoles. Reflexiones sobre ambiciones, la menina
al banquillo, el esperpento.
Y en San Miguel, como en
Burundi, la historia sigue su curso. Lenta y farragosa como la
respuesta a los Registro de Entrada, ¡Qué no es Baladí! Los intereses se cuentan en
números "primos". La moda, por ser moda, nunca existió.
El busto sigue inmaculado, y el pas(c)to sirve de alimento para los
nuevos inquilinos cuadrúpedos del Llano. Las carreteras, cortadas,
permanecen impertérritas, atentas al olvido que les ha sido
otorgado. Y en la costa, los socavones nos hacen mirar al cielo. A
esos aviones que llegan...
"Señores
pasajeros, bienvenidos al aeropuerto de Burundi. Por favor,
permanezcan sentados, y con el cinturón de seguridad abrochado hasta
que el avión haya parado completamente los motores y la señal
luminosa de cinturones se apague. Los teléfonos móviles deberán
permanecer totalmente desconectados hasta la apertura de las puertas.
Les rogamos tengan cuidado al abrir los compartimentos superiores ya
que el equipaje puede haberse desplazado. Por favor, comprueben que
llevan consigo todo su equipaje de mano y objetos personales. Les
recordamos que no está permitido fumar hasta su llegada a las zonas
autorizadas de la terminal. Si desean cualquier información, por
favor diríjanse al personal de tierra en el aeropuerto; muy
gustosamente les atenderán. Muchas gracias y buenos días"
Estoy con la lagrima literal. Uno: por la forma tan hermosa de plasmar en un articulo de politica una frase de vida con la que he navegado siempre como estandarte "para querer a los demas , es necesario primero amarse a uno mismo" .... Dos: porque cada dia me siento mas orgullosa de ser tu amiga.
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