martes, 4 de marzo de 2014

AUSENCIAS

Suspiró profundamente y recogió dos cubiertos. Al separarse de la mesa se dio cuenta. En un amago de volver al pasado, había colocado todo para tres. Inconscientemente, olvidó las dos ausencias forzadas con las que convivía desde 1991. Su pensamiento, errático, le empujó a tenerlos presentes. Las sillas, vacías, sentenciaron su inoportuno desliz. Con los ojos inundados en lágrimas centró su mirada en el reflejo que proyectaba aquella lustrosa botella de vino. Allí estaba, inmaculada. Era la persistencia del recuerdo. El anhelo desdichado de tenerlos consigo una vez más. El reflejo desgastado de sí misma, sola.