miércoles, 1 de mayo de 2013

De AQUÍ soy YO...

"Todo es Vanidad" por C. Allan Gilbert
Decía Jules Renard que “la crítica consiste en reprochar a los demás el no tener las cualidades que nosotros creemos tener”. Algo así como la vanidad llevada a un término de desesperación inusitada. Algo tan sutil como creerse el centro de un lienzo donde lo que más llama la atención es, inequívocamente, el marco que lo envuelve. Un marco sin factura, hecho por un siervo para deleite de mediocres sin espejos.

Decía Tales de Mileto que “la cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la más fácil es hablar mal de los demás”. Algo así como un afanado intento de hacer daño por dañar. De creer que la belleza perdura, mientras lo que realmente queda es la maldad. La suplantación de identidades para encontrar refugio donde solo hay fragilidad. El proceder de las tiranías donde, lo que a primera vista parece razón y derecho, es simplemente usurpación por despecho.

Dice el Código Penal en su artículo 401 que “El que usurpare el estado civil de otro será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años”. El Código Penal no utiliza el concepto civil, en sentido estricto, de «estado civil» (que, por relación al cónyuge, define a una persona como soltera, casada, separada o viuda), sino que elabora un concepto propio, equiparando estado civil a la identidad o a la personalidad.

La suplantación de identidad llegó hace ya tiempo al mundo de los blogs, las redes sociales, los foros, los diarios digitales... y la realidad es que sigue presente, manteniéndose un cierto clima de inseguridad en la red. En el caso de muchos usuarios de Internet, la red es un espacio seguro, pero el público en general está aún muy lejos de haber sido concienciado sobre la naturaleza anónima de Internet y lo que ello supone, para bien y para mal. En otras palabras, en Internet, nadie sabe quién es quién, ni cuáles son sus propósitos e intenciones.

Por ello, y porque si algo me caracteriza es la franqueza y la sinceridad, les digo a todos y todas que... ¡de aquí soy yo! De SIN NOTICIAS DE LA DIETRICH. Porque no tengo miedo a escribir lo que pienso y siento; para ello tengo este espacio. Porque el refugio del anonimato no es mi estilo. Porque la vida es demasiado corta como para dejar de ser uno mismo e intentar buscar regocijo en el daño propiciado al prójimo desde los brazos de la cobardía. Porque la calidad humana no cabe en juicios de terceros. Porque los jueces terceros primero deben mirarse su propia joroba. Porque de “camello” a dromedario” distan dos gibas. Porque si bien es cierto que el papel lo soporta todo - como lienzo blanco en manos de un artista -, también es cierto que "aunque los cerdos se vistan de seda, en el fondo, a ojos de cualquiera que se preste, el lodo es lo único que les rodea".

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