domingo, 10 de junio de 2012

MQM - Mitos que Matan...

Querida Marlene, ya hace bastante tiempo que no te escribo, pero el otro día sucedió algo que, irremediablemente, volvió a hacer que pensara en tí. Una amiga - la misma de siempre -  me preguntó que si era normal que su novio continuase siendo tan celoso y posesivo después de un año de relación. Mi respuesta fue tajante al respecto: No es normal, ni al principio ni al final. En una relación amoroso - afectiva los celos no deben tener cabida, y si existen, probablemente se deba, a que dicha relación está condicionada por estereotipos de género vinculados a la idea del Amor Romántico.

Las relaciones afectivo-amorosas de la Juventud no sólo están condicionadas por los estereotipos de géneros vinculados a la idea del Amor Romántico, sino que suponen un reflejo y consolidación de los mismos a lo largo de las últimas décadas, y especialmente, “gracias” al papel que han desempeñado los medios de comunicación en su difusión y estandarización. Somos hijos e hijas de millones de mensajes preñados de gran carga sexista y segregadora. Hijos e hijas de cánones y “vidas ajenas” que, por unos motivos u otros, o quizá, por las circunstancias generacionales y contextuales de un momento determinado, interiorizamos como ejemplos a seguir, si no, como“objetivos” vitales.

En pleno siglo XXI, cuando todos y todas creíamos que comenzamos a dar pasos en materia de Igualdad y prevención de la Violencia de Género, resulta alarmante, que entre las Juventud se observe un reforzamiento y reproducción de patrones sexistas, violentos y potenciadores de la asunción de roles agresivamente diferenciadores entre hombres y mujeres.

Desde los tiempos del Coñac Soberano*, pasando por la “revolución sexual” de los años 80, sin olvidar la generación Disney y la de los test “del amor” de las revistas para adolescentes... Todas, incluidas aquellas que han interiorizado las “bondades” del estilo Sex in the city, el desenfado de ser Rebelde y la inexplicable - pero anhelada – sensación de ser tronista o súbdito/a y viceversa, son generaciones que han ido asumiendo – y reproduciendo – realidades “artificiales”. Realidades que, inequívocamente, han ido solapándose las unas con las otras, dando lugar, en la actualidad, a un mix de valores “quiméricos” que dista bastante de situar a la Juventud en un punto de partida de igualdad real en lo que a sus concepto de una relación afectivo-amorosa se refiere. Lo más sorprendente de todo, es que no hace falta haber vivido todas las generaciones para ser producto y consecuencia de las mismas.

La Juventud asume sin más - y las canciones nos lo dicen a diario - que “el amor, si es amor, tiene que doler”, que hay que buscar a “someone like you” y que, siempre, siempre, - aunque haya que esperar una eternidad - habrá una media naranja que nos haga felices “comiendo perdices”. Si es que... ¡¡hasta Carrie!!, una mujer independiente, inmersa en la vorágine de la gran ciudad, ¡¡termina cediendo ante los “seductores” gestos de su amado “BIG”!! (grande, como no podía ser de otra forma).

Universidades e institutos... están repletos de chicos y chicas que responden a múltiples perfiles afectivo-amorosos, pero todos ellos – los perfiles – regidos por las mismas directrices o valores de sumisión-dominio. Se ha producido un retroceso en los derechos de las chicas, pero también en el ejercicio y respeto de las libertades y derechos conseguidos tras años de esfuerzo y lucha. Brotes de violencia de género, pero también de LGTBfobia, racismo, comienzan a ser una constante que precisa de una intervención inmediata.

La tarea no es fácil, pero tampoco es imposible o utópica. La Juventud tiene más alternativas, y es ahí donde tenemos que incidir. El camino está marcado y ya se han comenzado a dar los primeros pasos para aniquilar todos y cada uno de los mitos, ritos, roles y estereotipos que giran en torno a este tema. Talleres, charlas, campañas de sensibilización, programas especiales de prevención de Violencia de Género, racismo... son las herramientas de las que disponemos para contrarrestar el efecto de años y años de “cuentos de hadas, princesas y príncipes”. La Juventud necesita – aunque no lo demande – que alguien les muestre que ni el mundo es de color de rosa, ni los celos son una muestra de amor, ni siempre hay un príncipe azul o una reina de corazones esperándonos para vivir la eterna felicidad.

A modo de conclusión, no quisiera perder la oportunidad de citar una frase que, indudablemente, define bastante bien la situación actual de la Juventud y sus relaciones amoroso-afectivas: “Estamos tan condicionadas por los valores masculinos, que hemos cometido el error de emularlos al precio de nuestro propio feminismo" (Kelly, Petra)



* http://www.youtube.com/watch?v=F49If5qxKC4

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