“La luz en las noches
era como la luz en los días. El humo negro entraba en los ojos y en
la boca. Todo estaba repleto de ese olor. Ninguno de los que
compartían la barraca conmigo sospechaba quién era en realidad. Un
día trajeron nuevos inquilinos. Un grupo grande de niños judíos.
Los pusieron enfrente, del otro lado de la barraca”
Tal día como hoy, cuando
los valores de la sociedad se tambalean como cuerda de funambulista
entre acantilados, las reminiscencias del pasado se hacen eco en el
presente, y aunque sea de sibaritas rescatar el estilo de los años
20, no todo lo pretérito tiene – o debería tener - cabida en el
“ahora”. Ni la moda de espaldas abiertas de David Delfín
perdurará toda la vida, ni los valores del presente deben buscar
refugio en patrones caducos y erróneos que desde el pasado pudieron
hacer efímero el futuro en el que hoy vivimos.
Tal día como hoy, en
1944, Anna Frank, fue enviada al campo de concentración de
Auschwitz, donde moriría meses más tarde. Triste historia de una
niña judía que hizo de sus últimos días, un relato de la crueldad
imperante en tiempos difíciles, en tiempos en los que, al igual que
hoy, los valores se tambaleaban y el fanatismo exacerbado tenía
cabida sin ser tamizado por la coherencia y el respeto para-con las
demás personas.
Tal día como hoy, nos damos cuenta que
el pasado regresa en la peor de sus manifestaciones. Racismo,
homofobia, misoginia, intolerancia, ausencia de empatía... brotan
“sutilmente” como respuesta a lo cotidiano, a lo conseguido.
Resurgen - tras años de lucha contra la intolerancia - actitudes
sociales, políticas, económicas o culturales, y conductas que
perjudican a grupos o personas, dificultando las relaciones humanas.
Tal día como hoy, la Democracia se
torna vulnerable y se convierte en presa de sí misma. Los logros
alcanzados se revierten... y se crean redes de valores antagónicos a
lo conseguido como un mecanismo de defensa, especialmente entre la
Juventud. Evitar ese descontento para-con lo que ahora parece
cotidiano debe convertirse en proyecto social imprescindible. Poner
en valor la importancia de no retroceder hacia cánones vetustos y
anacrónicos es una tarea hemerográfica que nunca deja de tener
vigencia. Una guía de “errores” que nos permita comenzar un
relato - no escrito – que, por coherencia y memoria histórica,
diste de parecerse a lo que nos contaba la pequeña Anna.
Tal día como hoy, mientras la
incertidumbre nubla el pensamiento de jóvenes y adultos, mientras
David Delfín revive los años 20 con una androginia femenina sin
precedentes, yo prefiero aferrarme a lo que escribió aquella niña
judía: “Asombra que yo no haya abandonado aún todas mis
esperanzas, puesto que parecen absurdas e irrealizables. Sin embargo,
me aferro a ellas a pesar de todo, porque sigo creyendo en la bondad
innata de las personas”.
Tal día como hoy, “tuve la suerte de
ser arrojada bruscamente a la realidad”. “Cuando miro al cielo,
pienso en que todo esto cambiará y que todo volverá a ser bueno,
que hasta estos días despiadados tendrán fin, y que el mundo
conocerá de nuevo el orden, el reposo y la paz”
En memoria de Anna Frank, porque nunca
dejó de percibir que lo conseguido, si es bueno, jamás tiene que
ser mancillado por la ignorancia de aquellas personas que no saben
valorar el tiempo en el que viven.
PORQUE NO ESTA MI COMENTARIO?
ResponderEliminarEstoy indignadisima porque mi otro comentario no se publico... el que escribi hace un par de dias, en donde decia que este articulo en especial me mueve fibras muy sensibles. Cuando yo tenia 12 años tuve en mis manos por primera vez el diario de Ana Frank. Desde entonces lo he leido muchisimas veces y siempre me hizo sentir tan triste, tan enamorada, tan todo .... Ese libro marco mi vida. Me quede en shock al leerte y ver que a ti tambien te "llama" la cita que yo he reflexionado durante tantos años ... “Asombra que yo no haya abandonado aún todas mis esperanzas, puesto que parecen absurdas e irrealizables. Sin embargo, me aferro a ellas a pesar de todo, porque sigo creyendo en la bondad innata de las personas”....... y la lei a ella, y decidi escribir mi propio diario. Ahora te leo a ti y me viene la necesidad ENORME de expresarme en mi propio blog. GRACIAS SAMUEL, GRACIAS ANA por despertar en mi el deseo de expresar y sentirme "escuchada"
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