Si Olympe de
Gouges levantara la cabeza, con toda seguridad, estaría satisfecha por un hito
sin precedentes que no está pasando desapercibido en los Juegos Olímpicos de
Londres 2012. Defendía de Gouges “la
igualdad entre el hombre y la mujer en todos los aspectos de la vida pública y
privada, incluyendo la igualdad con el hombre en el derecho a voto, en el
acceso al trabajo público, a hablar en público de temas políticos, a acceder a
la vida política, a poseer y controlar propiedades, a formar parte del ejército;
incluso a la igualdad fiscal así como el derecho a la educación y a la igualdad
de poder en el ámbito familiar y eclesiástico”. En Londres 2012, la idea
matriz de estos postulados ha cobrado toda su significación, especialmente por
un motivo: la presencia de mujeres en todas las delegaciones, incluidos los
países árabes.
De los 10.540 deportistas
que estarán en Londres, 4.850 serán mujeres, un 46% que significa un 4% más que
en Pekín. De entre todas estas mujeres, son las representantes de Arabia Saudí,
Brunei, Catar y los Emiratos Árabes Unidos, las que, inequívocamente, se han
convertido en la diana de todas las miradas y comentarios, especialmente
durante la Gala de apertura, donde tuvieron – amén del despliegue de farándula
y famosos – un papel protagónico indiscutible. ¿Por qué?
Arabia Saudí es un país
donde las niñas no tienen derecho a recibir clases de educación física en las
escuelas ni a practicar deporte en general. El hecho de que finalmente haya enviado
a dos deportistas - la yudoca Wodjan Ali Seraj y la atleta Sarah Attar, es, sin
duda, un avance histórico. También ha aceptado Brunei, quien cubrirá el
expediente con la atleta Maziah Mahusin. El caso de Catar y Los Emiratos Árabes
Unidos es diferente. Ambos países ya habían comenzado a apoyar el deporte
femenino con anterioridad. Su apuesta por mantener este apoyo, se ha vuelto
patente en los Juegos del 2012: Catar ha enviado a cuatro mujeres de sus 12 olímpicos:
la nadadora Nada Arkaji, Noor Al-Malki,
de atletismo, Aya Magdy, de tenis de mesa y la tiradora Bahiya Al-Hamad, quien
además será la abanderada. Los Emiratos Árabes Unidos a dos mujeres, de sus 24
olímpicos: a Khadija Mohammad, en Halterofilia, y a la atleta Betlhem Desalegn.
Si bien es cierto que estos cuatro países han cumplido,
en la medida de lo posible, con el fomento de la Igualdad de Género, también es
cierto que el Comité Olímpico Internacional (COI) ha tenido mucho que ver, ya
que además de enviar invitaciones -la mayoría de las chicas de estos países no
han obtenido la mínima olímpica-, ha ejercido una fuerte presión para que los
países que se resistían a enviar representantes femeninas finalmente hayan
aceptado.
La participación femenina en los Juegos Olímpicos de
la Era Moderna no siempre ha sido un “camino de rosas”. Desde sus inicios, el
visionario Pierre de Coubertin (1863-1937), fundador de los Juegos Olímpicos en
la era Moderna, lo tuvo todo bajo control en el entorno olímpico menos el auge
del papel de la mujer. El creador de la frase: "Lo importante es participar",
siempre se mostró en contra de la participación de las mujeres en los Juegos.
Según Coubertin, la participación de la mujer “no era práctica, era poco
interesante, nada estética e incorrecto". Estos preceptos le llevaron a
quedarse en minoría en el seno del COI, del que tuvo que dimitir en 1925. A
partir de entonces, el papel de la mujer comenzó a tomar una progresión geométrica.
Primeras veces...
En los Juegos Olímpicos de 1900 (París), por primera
vez en la historia del movimiento olímpico moderno, once mujeres participaron
en los Juegos. La inglesa Charlotte Cooper gana el torneo de tenis, la primera
medalla olímpica ganada por una mujer. En 1912, en los Juegos de Estocolmo, se
introducen por primera vez eventos de natación para mujeres, pero el equipo de
Estados Unidos no permite que sus atletas compitan. A las estadounidenses se
les exige que vistan faldas largas durante todos los eventos. Nuevamente en
París, en 1924, la nadadora estadounidense Sybil Bauer ganó el oro en los 100
metros espalda. Dos años antes, Bauer se había convertido en la primera mujer
en romper un récord mundial de hombres.
En los Juegos de Berlín de 1936, Louis Stokes y Tidye
Pickett se convirtieron en las primeras afroamericanas en representar a Estados
Unidos. En Londres 1948, Alice Marie Coachman fue la primera afroamericana en
una medalla de oro olímpica, compitiendo en atletismo para Estados Unidos.
Habría que esperar a los Juegos de Helsinki 1952 para que las disciplinas
ecuestres comenzaran a aceptar equipos mixtos de hombres y mujeres. En Munich
1972, a la edad de 69 años, Lorna Johnstone se convirtió en la atleta de mayor
edad en participar en los Juegos Olímpicos.
Fue en Los Ángeles, en el año 1984 donde, la atleta marroquí Nawal El
Moutawakel se convirtió en la primera mujer musulmana nacida en África campeona
olímpica en los 400 metros vallas. Seúl 1988 vio como Kristin Otto, de Alemania
Oriental, fue la primera mujer en ganar seis medallas de oro y conseguir cuatro
récords mundiales.
Casi un siglo después del inicio de las Olimpiadas
modernas, 35 de los 169 países representados en Barcelona 1992, no enviaron
ninguna mujer a los Juegos. Naciones musulmanas en Medio Oriente continuaban
particularmente reacias a incluir mujeres pese a los pedidos de los líderes del
movimiento olímpico. En 1996, Atlanta vería convertirse a Lida Fariman, en la
primera mujer iraní en participar en los Juegos Olímpicos de verano desde la
revolución islámica de 1979. Sidney 2000 acogió el precedente de Bahréin: la
nadadora Fatema Hammed Gerashi y la velocista Mariam Mohamed Hadi Al Hilli
fueron las primeras representantes de este país en unos Juegos Olímpicos. Inmersos en la Atenas de 2004, la afgana
Robina Jalali, atrajo atracción internacional por competir en eventos de
atletismo con velo. En Pekin 2008, los países árabes, Omán y Emiratos Árabes
Unidos enviaron mujeres por primera vez tras haber presentado delegaciones
enteramente masculinas en los seis Juegos Olímpicos anteriores.
En Londres 2012, e
independientemente del número de medallas de oro, plata y bronce que se
concedan, ya se ha batido un récord mucho más importante que cualquier metal:
haber conseguido la mayor participación femenina de la historia de los Juegos
Olímpicos. Tras Londres, el principal objetivo a desarrollar: superar dicho récord
cada cuatro años. Porque efectivamente, “lo importante es participar”, pero
haciéndolo desde la Igualdad.
Me encanto !! No tenia idea que la frase de " lo importante es participar" la hizo famosa Pierre de Coubertin ! , me encantan siempre los principios de tus notas . LA TUNESI
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