jueves, 15 de noviembre de 2012

Generación "SINSIN"

Ayer, 14 de Noviembre de 2012, haciendo ejercicio de uno de los pocos derechos que, hasta la fecha, se nos está permitido “usar”, el Derecho a la Huelga y a manifestarnos, me di cuenta, junto con dos compañeras “del camino”, que nuestra generación, la generación del “cuanto más estudies mejor futuro tendrás”, “cuanto más te esfuerces, mayor será tu recompensa”, tiene un nombre propio, y no es el de los ninis o la generación perdida, pues lo cierto es que, ahora, más que nunca, y por primera vez, sabemos bien quiénes somos y dónde nos encontramos: somos LA GENERACIÓN SINSIN.

Fuimos la generación que creció con la esperanza de labrarse un porvenir a través de la formación. La generación que vivió la infancia en base a los patrones y el respeto a los demás. La generación que “regresó al futuro” - sin noticias de Marlene - y siempre soñó con la posibilidad de formar una familia al sixties style donde todos los días, cada mañana, el tazón de cornkflakes estaría tan rebosante, que los copos de maíz precipitarían sin más.

Estudiamos bajo el influjo de un capitalismo exacerbado, dejando de lado las redes de solidaridad para recrearnos con el resultado plasmado en aquella casilla mal fotocopiada que un profesor colgaba, con desdén, en los lúgubres pasillos de un instituto cualquiera. Compitiendo, dejando por el camino – con fiereza – la imperiosa necesidad de vivir – y disfrutar – cada momento porque, al fin y al cabo, LO BUENO, "todavía estaba por venir".

La generación a la que se le prometió TODO, y no ha conseguido NADA. La generación del “Simón dice...” y el “Oops I did it again”. La generación de “aquellos maravillosos años” escritos en cursiva en cuadernillos Rubio... Y sin embargo, ahora... nos damos cuenta que la palabra que mejor nos define - y definió - fue siempre la “INGENUIDAD

Somos LA GENERACIÓN SINSIN. La Generación SIN esperanzas. La Generación SIN trabajo. La Generación SIN Derechos Sociales y Laborales. La Generación SIN expectativas. La Generación SIN valores. La Generación SIN Libertades, SIN Sanidad, SIN Educación... La generación sobrecualificada que tiene que ver cómo la vida se le va SIN que nadie le de la oportunidad de demostrar su valía. Una generación que asiste, atenta, al dantesco espectáculo de “asumir” la corrupción como algo cotidiano. 
 

Una generación SIN ilusión, que se aferra a salir a las calles, y decir: “¡Basta ya, coño! ¡Basta ya!" Una generación que aprendió a curarse las heridas con tierra, y no se rinde. Somos una generación SIN muchas cosas, que ha aprendido a convivir con ese SINSIN”. Y por ende, una generación SIN MIEDO a gritar, a manifestarnos, a luchar por lo prometido. Una generación SIN temor a perderlo todo, porque ya no tenemos nada.

martes, 6 de noviembre de 2012

SI, SI QUIERO...

“Así como de la noche sale el claro día, de la opresión nace la libertad” - Benito Pérez Galdós.

Sin conocer a ciencia cierta cuáles serán los resultados de las Elecciones Presidenciales Norteamericanas, pero con la certeza de que la contienda está siendo bastante reñida – o al menos eso parece a la una menos cinco de la madrugada (Islas Canarias) – no pierdo la esperanza de que Obama termine imponiéndose frente a Romney. Pero si no lo hace, sinceramente, da igual. En España hemos vuelto a dar una “clase magistral” de civismo y democracia: El respaldo del Tribunal Constitucional al matrimonio entre personas del mismo sexo, ha hecho justicia, justicia social.

No queda lejos en el tiempo una intervención por la que siempre manifestaré mi más sincera admiración a Carla Antonelli y su activismo para – con la IGUALDAD y la DIVERSIDAD y en contra de la DISCRIMINACIÓN en cualquiera de sus vertientes y manifestaciones. Con motivo del Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, SOLA, y ante la vorágine de la Asamblea de Madrid, no dudó en denunciar la actitud hipócrita de todas aquellas personas que, en una fecha tan señalada, no eran capaces de plantar cara a los líderes de su Partido “Popular” para que se retirara el recurso de inconstitucionalidad que, ayer, martes 6 de noviembre, ha sido finalmente desestimado por el Tribunal Constitucional.


Su discurso, reivindicativo y contundente, pero sobre todo “sentido”, no dejó a nadie indiferente: "Merecemos la dignidad y la libertad de cualquier persona. Existíamos, existimos y existiremos de hecho, con recurso o sin recurso, con sentencia del Constitucional positiva o negativa" [...] “El debate real es si una sociedad democrática y avanzada, como la española, está dispuesta a soportar un escenario en el que se condene, otra vez, a la clandestinidad a miles de familias vetando nuestro derecho más elemental al amor y la felicidad"


La libertad como baluarte en la lucha. El sentimiento como espada. La voluntad como escudo. Todo, unificado, ha permitido que el día de hoy la democracia haya “recibido una bocanada del aire que tanto le hacía falta". El Constitucional ha dicho SI QUIERO. Si, si quiero al AMOR en su sentido más amplio. Si, si quiero a la IGUALDAD y la DIVERSIDAD. Si, si quiero.

Ese “SI QUIERO” en momentos de opresión, recortes y crisis... es más que un compromiso de respeto y complicidad; es luz en la oscuridad. La victoria de los que quieren vivir y dejar vivir frente a los que condenan a los demás por el mero hecho de ser felices, o intentar serlo. Y es que de eso se trata, de amor y felicidad. Dos “derechos fundamentales” e INDIVIDUALES, en los que, cualquier tercero – peras o manzanas -, jamás debería tener cabida. 

El conjunto de iniciativas sociales que impulsó el Gobierno socialista durante su mandato prevalece, y no me equivoco al decir que, posiblemente, en un futuro no muy lejano, será el equivalente a lo que la II República hubiese anhelado, de no haber sido brutalmente asesinada. La lucha continúa, y todavía queda mucho por hacer...

En mi mente, una máxima retumba sin cesar: “Si una bala entra en mi cerebro, que destruya las puertas de todos los armarios. Os pido que el movimiento continúe, porque no importa el beneficio personal, ni el ego, ni el poder. Sólo importa que las minorías estén ahí arriba. Y no sólo los gays, sino los negros, y los asiáticos, y los ancianos, y los discapacitados. Sin esperanza, las minorías se rinden. Ya sé que no se puede vivir solo de esperanza; pero sin esperanza no merece la pena vivir. Así que tú, y tú, y tú, tenéis que darles esperanza. Tenéis que darles esperanza.” ¡Quién fuera Harvey Milk, Marlene! ¡Quién fuera Harvey Milk!


* En memoria de Cándido González, que en paz descanse.